Pero dejemos de hablar de su historia y pasemos a lo que nos interesa: ¿
Qué nos aporta la semilla de Chía?
- Fibra: increíblemente su semilla presenta el doble de fibra que la que cualquier cereal en hoja contiene, lo que la hace perfecta tanto para regular el tránsito intestinal como para regular nuestros niveles de colesterol y glucosa, y para nutrir las células del colón algo que, si no se cuida, es causa de enfermedad por parte de muchas mujeres.
- Calcio: No lo dirías, pero la semilla de Chía contiene cinco veces más calcio que la leche entera, un nutriente muy necesario para fortalecer nuestros huesos.
- Magnesio: atento a esto. A iguales cantidades, 100 gramos de semillas de chía contienen un 1400 por ciento más de magnesio que el brócoli. Increíble, ¿no?
- Fósforo: lo asimilamos un 800% más que el de la leche. ¿Y para qué sirve? Entre otras cosas, para regular el ph de nuestra sangre o para formar nuestros huesos y dientes.
- Omega-3: He aquí una de sus propiedades más interesantes. Y es que la semilla de la Chía contiene una gran cantidad de este ácido que el cuerpo no puede fabricar y que sirve para luchar contra el colesterol malo y los triglicéridos.
- Potasio y hierro: Más potasio y hierro que alimentos como los plátanos o las espinacas, lo que nos da vitalidad y fortalece nuestro organismo. Especialmente indicado para las mujeres, que en época fértil siempre presentan falta de hierro y, en consecuencia, algo de anemia.
- Selenio: en una cantidad superior al 30% más que el lino. ¿Su función? Producir algo tan importante como las enzimas antioxidantes.
De acuerdo, nos han quedado claros todos sus beneficios pero, ¿cómo podemos consumirla? Actualmente su semilla puede encontrarse en todo el mundo, especialmente en tiendas como las dedicadas a los remedios naturales, aunque en países como España han comenzado a producirse ya los primeros productos que la contienen como ingrediente, en forma de pan de molde o tostadas integrales.
Además, en países como México se usa como ingrediente de una bebida refrescante llamada Agua de Chía, o se seca y se mole para crear una harina fina llamada pinole, que se utiliza para los dulces.