¿Has tenido alguna vez la sensación de que no podías parar de comer aún cuando eras consciente de que no tenías hambre? ¿Te cuesta decir basta cuando estás comiendo? Tranquilo, porque no eres el primero ni el último al que le ocurre esto.
Lo que te ha pasado se llama ansiedad, y se manifiesta sobre todo en periodos en que nos encontramos especialmente desbordados por una situación o sentimos estrés., además de hacerse especialmente presente cuando estamos intentando seguir una dieta y se manifiesta en forma de los dichosos atracones.
Básicamente, lo que hace que sintamos esa sensación es el placer. Por ejemplo, alimentos como las chocolatinas aumentan nuestro nivel de glucosa en sangre muy rápido, lo que nos produce una sensación de bienestar. El problema llega cuando terminan estos efectos y sentimos que necesitamos más glucosa. Es solo un ejemplo de los alimentos especialmente adictivos, pero a veces no se relaciona con un alimento en concreto, sino que se traduce en actitud general hacia la comida.
- El primer consejo que podemos darte es que, si crees que no se trata de una situación aislada, acudas a un profesional que te ayudará. En estos supuestos, y si el caso es avanzado, suelen iniciarse terapias psicoterapéuticas e incluso pueden llegar a recetarse productos farmacéuticos para mitigar los efectos de la ansiedad, aunque lo mejor es tratarla por la primera vía.
- Si crees que te ocurre con situaciones concretas, te recomendamos que abandones o reduzcas el consumo de excitantes como el café, el té, el azúcar o el deseado chocolate, y pases a aumentar los productos líquidos en tu dieta: no solo agua sino también infusiones relajantes o zumos naturales, ya que ayudan a disminuir la sensación de hambre.
- Un buen consejo es aumentar el número de comidas al día: no nos referimos a comer más, sino la misma cantidad de una forma más espaciada, así reduciremos la sensación de hambre al llegar a la hora de la comida y no comeremos con ansiedad.
- Resulta práctico, por otro lado, ralentizar el ritmo a la hora de comer. Cuanto más tardes en comer, más disfrutarás de cada bocado, serás más consciente de lo que estás haciendo y evitarás atiborrarte de comida.
- El mejor consejo que podemos darte es que comiences una reflexión interior y te preguntes: ¿de dónde vienen mis ganas de comer? ¿Tengo realmente hambre o el problema es otro? Hay expertos que se refieren a estos atracones con el nombre de Hambre emocional. Si crees que ese puede ser tu caso, te aconsejamos que busques ayuda experta, ellos sabrán cuál es la mejor forma de evitar tu ansiedad. Está en tus manos, ¡así que ánimo!