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SE PUEDE BAJAR DE PESO GRACIAS A LA HIPNOSIS?
¿Qué es lo que sucede para que esas fabulosas dietas, tan bien publicitadas y con resultados tan comprobados, no nos den resultados a largo plazo? ¿Por qué a veces ni siquiera a corto plazo?
¿Qué problema tenemos que no conseguimos reducir peso?.
Bueno, para empezar, una de las razones fundamentales para conseguir cualquier cosa en este mundo, es la motivación: uno ha de querer conseguir algo, y desearlo con convicción y fuerza, y de forma constante (tal vez eso es lo más importante). Si a las primeras de cambio, ante cualquier dificultad, o bien, por ejemplo, ante cualquier compromiso social, somo débiles y nos echamos atrás en nuestras disciplinas, nunca conseguiremos cambiar nuestra actitud.
Porque de eso es de lo que se trata. Si no somos capaces de perder peso (o para el caso, dejar de fumar, por ejemplo), no se debe a una misteriosa sustancia que los fabricantes de alimentos incluyan en los mismos para tenernos enganchados, sino a nuestra falta de voluntad y a nuestra desgana de sacrificarnos.
Realmente el aumento de peso es una consecuencia de un desequilibrio entre el aporte y el gasto de calorías. Pocas personas tienen realmente un problema metabólico que les hace engordar pese a lo que ingieran.
Así pues, si nuestro metabolismo es normal, lo primero que debemos hacer es un balance energético, ya que si la ingesta es desproporcionada con respecto al consumo energético, siempre iremos ganando peso. Y el secreto no consiste en atiborrarnos de alimentos bajos en calorías manteniendo el mismo volumen de comida, ni en desplazar el tipo de alimento que ingerimos hacia vegetales y frutas en exclusiva para reducir grasas y proteínas, porque eso a la larga nos lleva a un desequilibrio que puede llegar a ocasionar enfermedades por desnutrición e hipovitaminosis, pese a que no estemos perdiendo peso.
Por ello, lo primero que debemos hacer es evadirnos de esas falacias y ser conscientes de que podemos comer de todo, pero con un orden y sujeto a un equilibrio muy preciso. Eso conlleva la voluntad de limitar nuestros caprichos alimenticios.
A menudo no son las comidas en sí las que nos engordan, sino las “entrecomidas”, los pizcoteos o el comer entre horas de todo lo que se nos apetezca. En pequeñas cantidades, sí, pero esas pequeñas cantidades suelen incluir dulces, galletas o caramelos, alimentos que en sí contribuyen poco a alimentarnos pero que por su alto contenido en azúcares y grasas trans, nos engordan más que los dos platos de el almuerzo.
Hemos de empezar por eliminar esas “entre-comidas”. A veces solemos hacerlo para calmar nuestras ansiedades, proporcionarnos ciertas satisfacciones que alivian nuestras preocupaciones y de esa manera, llegamos a depender completamente de esos pequeños pero continuos momentos.
Hemos de aprender a controlar esas desmanes.
Para ello no es una quimera que hagamos uso de terapias de hipnosis, ya que mediante ellas, si realmente está en nuestro deseo, y determinamos nuestra voluntad en conseguir el objetivo de adelgazar, podemos ayudarnos mucho en reforzar la supresión de comportamientos que nos están dañando y que únicamente nos hacen entrar en un círculo vicioso de autocompasión-incremento de ingesta- autocompasión- etc., etc.
Además, hemos de tener la firme creencia de que el cambio es posible, que podremos superar las barreras psicológicas y físicas que lo impiden, de lo contrario, nunca lo lograremos.
Es un paso definitivo, ya que la negatividad, la falta de confianza en que lo podemos lograr, es el mayor obstáculo para el cambio.
Para ello, la hipnosis también nos ayudará, rebajando o eliminando las trabas mentales que inhabilitan nuestra posibilidad de cambio.
Además, hemos de superar todo ese círculo vicioso de emociones negativas y autocompasiones que nos hacen refugiarnos en la comida: hemos de tratar de ser lo más felices posibles, y ser conscientes de que la comida no nos produce esa felicidad, sino todo lo contrario.
Para ello, y contribuyendo a equilibrar la ingesta, con el consumo, es una buena idea aumentar nuestra actividad física: ésto producirá un incremento de las endorfinas, que no sólo nos harán sentirnos bien, ser más felices, sino que además aumentará el gasto energético y coadyuvará a la reducción de peso de una forma exponencial.
Y este cambio de actitud es el que debemos afianzar, para que de esta forma, nuestra pérdida de peso, que iremos logrando de una forma armónica y paulatina, no sea temporal, sino algo definitivo que manifieste nuestro cambio interior.
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