El control del peso suele ser más
problemático en las mujeres que en los hombres, y ello no solamente
por cuestiones puramente físicas y de musculatura, sino que parece
ser que las hormonas femeninas juegan un importante papel en los
problemas de regulación del hambre y el apetito que hace que ellas,
suelan tener más dificultades a la hora de lidiar con problemas de
sobrepeso que los varones.
Un estudio del National Brookhaven en
EEUU reveló que cuando las mujeres están delante de sus comidas
favoritas, son menos capaces de controlar su hambre que los hombres.
Aun cuando se sometan a rígidas disciplinas de supresión del
apetito, los escáneres cerebrales han demostrado que sus cerebros
les siguen demandando la comida.
El endocrinólogo Dr. Clift indica que
las investigaciones apuntan a que los niveles hormonales de las
mujeres afectan a su hambre, siendo mucho más probables los antojos
alrededor de la ovulación. Aunque parece ser que si ingieren comidas
de tamaño razonable con un contenido proteico adecuado, y con
regularidad, dichos antojos pueden ser controlados.
Las mujeres suelen padecer una doble
agresión a su intento de mantener su peso bajo control tras la caída
de los estrógenos tras la ovulación, pues su tasa metabólica cae
en picado y esto puede hacer que tenga cierta
resistencia a la
insulina, por ello, la lucha por cómo adelgazar se convierte en algo
como nadar contra corriente, así que, como sugiere el Dr. Clift, lo
mejor es comer un poco de lo que apetezca, ya que el cansancio y el
hambre pueden ser intolerables. Así que comer por ejemplo un par de
onzas de chocolate de buena calidad no es tan mala idea.
Un equipo de investigadores
sudafricanos conjeturó que la ingesta de alimentos de una mujer
puede variar hasta en 2500 Kcal al día dependiendo de sus niveles
hormonales. Así que cuando se trata de iniciar un régimen de
pérdida de peso , los científicos sugieren que las mujeres deben
aprovechar para iniciar dietas para perder peso en el inicio del
período menstrual que es cuando tienen menos hambre.
En el inicio del ciclo menstrual, las
mujeres suelen comer menos, pero esto no es una regla fija, cada
mujer tiene sus variaciones personales en el ciclo. Por eso, lo mejor
que se puede hacer es elaborar un diario del ciclo menstrual tratando
de reconocer y apuntar cuándo los niveles energéticos son más
altos (el momento ideal para hacer ejercicio) y cuándo sus niveles
de hambre si ponen por las nubes, durante los cuales, comer pequeñas
comidas regulares la ayudarán a controlar el hambre.
Y hay que tener en cuenta que perder
peso requiere algo más que una dieta equilibrada (comer bien),
además hay que gastar la energía (hacer ejercicio) durante el mes.
Es especialmente importante realizar un ejercicio aeróbico de manera
regular, sobre todo durante la fase premenstrual.
El efecto sobre
nuestro peso, cómo no ganarlo o cómo adelgazar, que promueve el
ejercicio aeróbico durante la fase premenstrual se lleva a cabo de
tres formas: mantiene el hambre a raya, ayuda a consumir grasas al
disparar el metabolismo y sobre todo, muy importante, eleva el nivel
sanguíneo de endorfinas, las llamadas “hormonas de la felicidad”.
Otro consejo de la mano del dietista
Tara Diversi habla de que para lidiar con los antojos premenstruales
es bastante útil comer comidas espaciadas regularmente, controlando
además, el tamaño de las porciones. Y comenta que si comemos
demasiados carbohidratos, ésto sólo promueve el consumo de mayor
cantidad d ellos mismos, nos despierta el hambre para más
carbohidratos. Sin embargo, incluyendo entre ellos aquéllos
carbohidratos con bajo índice glicémico, y consumiendo alimentos
ricos en proteínas, así como cereales integrales y alimentos ricos
en fibra, ya que de otra forma, no nos sentiremos satisfechos.
Otra cosa que hay que tener en cuenta
es que si pretendemos saber cómo adelgazar de una forma más
compatible con las alternancias hormonales del ciclo, es necesario
tener en cuenta que al inicio del mismo, las mujeres comen un 12 %
menos, así pues, ése es el momento perfecto para iniciar un plan de
alimentación controlado.
Como menciona el Dr. Clift, es el inicio de
una dieta lo que suele costar más esfuerzo, así pues aunando ambos
datos, lo lógico es que se inicie una dieta precisamente en los
comienzos del ciclo.
Finalmente, mencionaremos la existencia
de dos hormonas que intervienen de forma decisiva en nuestra ingesta:
la grelina y la leptina son las llamadas hormonas del hambre. La
primera se produce en el estómago y nos dice cuándo es hora de
comer: cuanto más vacío, más grelina.
Por ello, ya que cuanto más
vacío se encuentre más se produce y más hambre tendremos, lo
lógico es no permitir que el estómago esté totalmente vacío
durante mucho tiempo: no comer mucho de una sola vez, y tratar de
esperar hasta la próxima comida, ya que el estómago vacío
producirá grelina que nos impelerá a comer.
Por otro lado, la
leptina informa a nuestro cerebro de que el hambre ha sido saciada,
pero no siempre funciona correctamente, ya que se puede desarrollar
una resistencia a la leptina cuando a pesar de estar llenos, seguimos
comiendo, por lo que el cerebro desarrolla cierta resistencia a su
acción.
Sin embargo, las personas con peso corporal saludable tienen
buenos niveles de leptina, pero no por una condición genética, sino
porque hacen caso a las señales que su cuerpo transmite, por lo que
sus cerebros interpretan correctamente las señales.
Así pues, es
importante tener esto en cuenta para no desequilibrar nuestros
mecanismos bioquímicos, llevándonos de esa forma a un descontrol
metabólico.
Con todos estos datos, es fácil
establecer una rutina de adelgazamiento que sea eficaz, por más que
pretendamos justificarnos en los consabidos antojos, y en los estados
emocionales semidepresivos asociados a ciertas fases del ciclo
menstrual, que muchas veces conducen a una ingesta elevada de
carbohidratos, fundamentalmente chocolates y similares.
Si realmente
pretendemos adelgazar, tenemos la información, sólo hay que
llevarlo a cabo.