Hace mucho que buena parte de la población mundial ha incorporado la soya a su alimentación cotidiana, ya sea por sus presuntos beneficios a la salud y por la facilidad de desarrollar productos a partir de ella. 

Sin embargo, se la acusa de provocar múltiples enfermedades, desde cáncer de mama hasta daños en la tiroides, y de ser responsable de inundar el organismo de hombres y mujeres de estrógeno. ¿Es cierto todo esto? ¿Es un alimento que debemos evitar?

Basta con que escuchemos que una investigación científica nueva dictamine que un producto es dañino para que inmediatamente dejemos de consumirlo.  Sin embargo, es común que después de un par de décadas otros estudios desmitifiquen lo que se venía afirmando, y terminemos riendo de nuestros miedos. Por lo pronto, lo mejor es estar bien informado sobre qué sé dice actualmente sobre el tema. 

Contiene fitoestrógenos: uno de los ataques a la soya proviene de que contiene componentes que orgánicamente son similares al estrógeno del cuerpo humano. Según una publicación de la revista Fronteras en la Neuroendocrinología, los profesionales todavía están deliberando acerca del verdadero efecto que esta sustancia produce.

Por un lado, una gran cantidad de beneficios en la salud –menor riesgo de osteoporosis, enfermedades cardíacas, cáncer de pecho y síntomas de menopausia- son con frecuencia atribuidos a los fitoestrógenos. Pero al mismo tiempo, son considerados como disruptores endócrinos: como químicos que interfieren en el sistema endócrino, pudiendo provocar efectos adversos en el organismo.

De todas maneras, los investigadores aseguran que los efectos de la soya también varían según la edad, el estado de salud y la flora intestinal de cada individuo.  Por eso, lo mejor es consumirla como cualquier otro alimento, con moderación. 

Muchos vegetarianos eligen la soya por ser una fuente proteína, no obstante, no debería ser la única fuente de proteínas de una persona. Demasiada soya ha provocado, en algunas mujeres, el cese del ciclo menstrual y el mismo efecto de una píldora anticonceptiva.

Altera el funcionamiento de la tiroides: la glándula responsable de secretar hormonas, la tiroides, juega un importante papel en el metabolismo. Una investigación del año 2006 realizada en la Universidad de Loma Linda, presentó evidencias de que las isoflavonas de la soya afectaban negativamente la función de la tiroides.

Más tarde, en 2011, un equipo británico publicó un estudio que conectaba los fitoestrógenos con las funciones de la glándula. A 16 personas con hipotiroidismo se les asignó una dosis diaria de fitoestrógenos de soya; 6 de ellas vieron aumentar su deficiencia glandular después de consumir la dosis más alta. En cambio, quienes incorporaron la cantidad más baja de fitoestrógenos no agravaron su problema de hipotiroidismo.

Causa cáncer de mamas: el estrógeno tiene un rol muy importante en el cáncer de mamas y, como sabemos, la soya contiene químicos similares: los fitoestrógenos. Un estudio del Anuario de Farmacoterapia encontró que esos elementos estimulaban el crecimiento de tumores de mama en animales. Pero las investigaciones en el cuerpo humano encontraron que la soya podría ayudar a prevenirlos y reducir su gravedad, e incluso no provocar efecto alguno.

De hecho, la Sociedad Americana de Cáncer afirma que hay cada vez más evidencia de que comer alimentos tradicionales de soya, como el tofu, reduce el riesgo de padecer cáncer de mama, próstata y endometrio. Además, hay indicios de que incluso podría disminuir el riesgo de varios tipos más de cáncer.

Provoca alergias: parece ser que la soya causa una reacción alérgica en una pequeña parte de la población. Sin embargo, la soya fermentada reduce este efecto y es mucho más rica en aminoácidos esenciales. Así lo demostró una investigación del 2008 realizada en la Universidad de Illinois.

Es bueno tener en cuenta que los beneficios de la soya se obtienen cuando se la consume entera, en estado natural. 

Muchos productos procesados contienen soya, por ejemplo, las barritas energéticas, los cereales para el desayuno, ciertos aderezos para ensaladas, quesos y alimentos para bebés.

La soya mezclada como base de otras comidas industrializadas presenta componentes dañinos. Tiene un alto contenido de grasa y puede destruir el equilibrio hormonal del organismo. 

Con respecto a la soya genéticamente modificada, es un tema de mucha controversia, y que actualmente sigue en investigación.No existen pruebas fundamentadas que demuestren los daños; la OMS clama que la mayor parte de los productos genéticamente modificados en el mercado han pasado las pruebas de calidad y no presentan riesgos para los seres humanos.

Este es un alimento con muchos aminoácidos esenciales; si decides consumirlo, elige brotes verdes naturales o soya fermentada, elaborada como tofu o miso. Al mismo tiempo, intenta minimizar tu ingesta de productos muy procesados que contengan soya; para ello, asegúrate de leer bien la información nutricional de cada envase.